Web-novela: Nicole.
Cómo lo prometido es deuda. Hoy 1 de enero
tienen el primer capítulo de mi web-novela, Nicole. Espero que les guste y pasen
un buen momento leyéndola.
Ahora la ficha y, después, el capítulo —en esta
misma entrada—.
Nos vemos.
Ficha:
Título: Nicole.
Autor: Ann
Suou D.
Clasificación: todo público.
Género: romance,
drama, recuentos de la vida, etc.
Estado: en
emisión (1 de enero de 2014)
Descarga: próximamente
(cuando estén todos los capítulos).
Resumen:
«Boris
Castro Éter es un joven de 27 años, con una vida normal e insípida. Él intenta
con todas sus fuerzas —sin hacer nada realmente— encontrar sentido a sus
acciones, que día tras día lo vuelve más y más vacio. Pero un día, conoce a
Nicole, una mujer interesante y atractiva que le muestra un mundo que nunca
creyó pertenecer.
Nicole Stfer
Köbrich, decidió un día entrar a un pub, tomar un trago y buscar a alguien,
cualquier persona que simplemente quisiera estar con ella. Allí, en medio de
las personas, vio a Boris, y supo que ése joven iba a ser de ella. ¿Pero el
joven estaría dispuesto a pagar el precio por estar con ella?»
Notas de la autora: la
siguiente novela la pensé hace un par de meses atrás. Primero quise hacer otra
cosa, ya que el personaje de Nicole iba a tener otra personalidad e iba a
representar algo místico, pero a medida que la iba escribiendo, la historia dio
un vuelco inesperado y termino en lo que hoy en día están leyendo.
Espero
que les guste y disfruten está web-novela. Sí les gusta, compártanla, se los
agradeceré un montón.
Antes
de terminar, les comento que cada capítulo será mensual; así que tienen que esperar un mes
más para el próximo —sé que es un poco complicado, pero es más fácil así para mi—.
La siguiente web-novela está protegida, no se puede vender, plagiar o simplemente utilizar de forma indebida.
Lista de capítulos.
Capítulo
I: «Cuando
la conoció».
Capítulo II: pronto.
Capítulo I
«Cuando la conoció»
«¿Cómo poder entablar una
conversación?», me pregunté al ver a toda esa gente ahí,
esparcida en el pub. Mi mano tembló al tomar la copa de ron y miré a mi
alrededor buscando una atención. Mi mirada perseguía a toda persona que me
parecía ligeramente interesante o atractiva; mis ojos caían de persona en
persona; sonreí creyéndome un picaflor en plena primavera.
Las
luces saltaban por todas partes y la música chocaba a todo volumen por las
paredes adornadas con colores sicodélicos. Yo, podía mirar como las personas interactuaban
entre sí… yo, pensé ligeramente que no pertenecía a ese tiempo.
«¿Qué estoy haciendo aquí?»
Pregunté a mi inconsciente, mientras bebía el licor. Llevé mi palma derecha
hacía mi cabello y lo peine; volví a mirar el lugar, me perdí con el ritmo
electrónico. Moví con disimulo mi pie derecho al ritmo de la música y en algún
momento comencé a tararear la canción pop
que resonaba en la habitación.
Hace
bastante tiempo que no iba a un pub, desde que había terminado con Amanda, hace
más de cuatro años, cinco meses y tres días. ¡Wuau! Era increíble que aún
recordara el tiempo que he estado sin ella. Amanda era una buena chica, era
linda, agradable y muy simpática; era la mujer que quería para que fuera mi
esposa y la madre de mis hijos. Había hecho planes a largo plazo con ella…
Había decidido que en nuestro cuarto aniversario le ofrecería una vida junto a
mí, como mi esposa. Pero todo se arruino cuando ella comenzó a llorar en medio
del restaurante y me pidió perdón. Ella ya no podía seguir conmigo, quería a
alguien más y yo solo era un amigo, y uno muy bueno… qué cualquier chica querría.
¡Había caído en la friendzone sin
siquiera darme cuenta! Fue doloroso, porque la amaba… aún lo amo, aún tengo el
recuerdo de su sonrisa cuando íbamos al parque a ver a los animales…
Suspiré
sobre la orilla del vaso de vidrio. No quería recordarla, no quería sentir su
risita en mi oído y sus besos en mis labios. ¿Por qué tenía que recordarla?
¿Por qué su recuerdo aún permanecía a mi lado? Quería olvidarla, darme otra
oportunidad con una nueva mujer. Con una chica que abrigara mi piel fría, por
ello había salido hoy.
Llevé
mi dedo índice hacia mi ceja y la peine. Estaba nervioso, hace tiempo que no
intentaba ligar con una chica, especialmente en un pub. Sí, había intentado
buscar a alguien en internet, pero me dio mucha vergüenza el presentarme frente
a ellas; quién sabe qué tipo de mujer me hubiese encontrado. Habían unas muy
lindas —con cuerpos esculturales: de senos enormes, de piernas largas y culos
redondos—. Pero, al final no me acerqué, fui cobarde ¿cómo se iban a fijar en
alguien como yo?
Ladeé
mi cabeza de lado a lado, quería quitarme todas mis inseguridades esa noche,
por algo había llegado sin pensar mucho hacia dónde mis pies me llevaban. ¡Ah!
Están difícil ser yo…
Bebí
todo el licor de un solo trago y pedí otra copa. Mientras el barman se acercaba
con el mismo trago, me giré y miré nuevamente a la multitud moverse en la
pista. Ellos bailaban dejándose embriagar por la melodía que sonaba
estridentemente por todo el lugar.
Sin
pensar, salté de la silla y caminé poseído hacia la pista de baile. Me interné
y dejé que mi cuerpo se comenzará a mover; desde mis pies y hasta mi cuello. Yo, estaba bailando en medio de la pista,
disfrutando como hacía mucho que no lo hacía. «Manos arriba…», sonó desde los parlantes y todos levantamos las
manos. Estaba poseído por el bullicio y la emoción de compartir con extraños.
Mi mente pedía que la música aumentara más y más, y mi cuerpo bailaba al compás
del ritmo y de los cuerpos al lado mío.
Luego
de unos minutos o quizás una hora y algo, mis pies ya no aguantaban mi peso.
Con pereza y un poco abatido avancé hasta la barra y volví a sentarme en el
taburete y levanté mi dedo índice hacia arriba, el barman me vislumbro y se
acerco a mí:
—Un
mojito.
—De
inmediato —respondió.
Mientras
esperaba a que el barman me sirviera, miré nuevamente alrededor. Quizás alguien
había llegado… Quizás Amanda estaba sentada en algún lado de la barra,
observándome, intentando acercarse. Pero sabía que eso era imposible, ella ya
no estaba aquí… Ella se había marchado de la ciudad. Cerré por unos segundos
los ojos y sentí el tintineo del hielo en el vaso.
—Gracias
—recité al momento de tomar el vaso en mi mano y revolver con la pajita. Bebí
unos cuantos sorbos y mi vista periférica persiguió a una joven que acaba de
llegar. Lentamente me giré y me quedé embobado. Sé que quedé con cara de menso,
pero la mujer a unos taburetes de mi, era impactante. Era como una súper
modelo, salida de alguna revista de moda. Tragué con fuerza, mis manos
temblaron ligeramente y sentí que el licor subía a mi cabeza.
La
mujer ladeo su rostro hacia la derecha y fijo su mirada en mí. Me sonrió. Yo
solo pude bajar mi rostro y sentirme tímido. ¡Estaba siendo tímido! Yo no lo
era. Yo era valiente y aperrado1. Conté hasta tres y miré con
disimulo si ella volvía a mirarme. Ella bebía y observaba a su alrededor. Bebí
nuevamente de mi trago y conté «1, 2, 3…»;
necesitaba ver algún indicio de que yo le interesaba. «4, 5, 6…7…», ella me miró nuevamente y me sonrió. Le devolví la
sonrisa. Ella me mantuvo la mirada y sonrío mucho más.
Sin
pensar mucho, me levanté y caminé hasta la mujer. El ruido ensordecedor se
había inmutado ligeramente, solo lograba escuchar el sonido de mis latidos
sonando fuertemente. La gente a mí alrededor se había quedado callada, todo se
había detenido. Mis zapatos resonaban en el piso, aumentando mi ansiedad.
Llegué hasta ella:
—Hola
—saludé y sin pedir permiso, me senté a su lado.
—Hola,
¿cómo estás? —Se levantó sosteniendo su falda azul eléctrico y me besó la
mejilla izquierda. Volvió a su asiento.
—Bien.
Gracias —quedé aturdido por el gesto. Ella me había saludado como si fuera un
viejo amigo. Sé que no conozco a nadie así… estoy ciento por ciento seguro de
eso.
—Qué
bueno…—río mostrando sus blancos dientes —. Lindo lugar, ¿no?
—Sí,
es un buen lugar… El servicio es bueno —reí como idiota. «¿A quién se le ocurre decir algo así? ¿Era idiota o algo así? Creo que
era lo primero».
—¿Vienes
a menudo aquí? —La mujer acerco sus hombros a mí.
—No,
no mucho… mi trabajo —recité. Siempre que alguien me preguntaba por qué no
salía mucho, siempre ponía como excusa mi trabajo.
—¿En
qué trabajas? —Abrió sus ojos verdes pardo, y continúo: —sí se puede saber…
—Trabajo
en el banco —dije sin ánimos.
—¿Es
un interesante trabajo?
—Sí
y no… Pero conoces a mucha gente…
—Debe
ser entretenido.
—¿Tú?
La
mujer revolvió su licor, para luego beberlo. Habló: —Mmm, trabajo en el
aeropuerto…
—¿Eres
azafata?
—Sí
—sonrió nuevamente, ahora sus hoyuelos se marcaron sin disimular su tersa piel
blanca.
Estaba
nervioso. La sonrisa de aquella mujer me ponía la piel de gallina y hacia que
mi pulso se acelerara. La música volvía de vez en cuando a retumbar en mi oído,
escuchando todo lo que los demás decían a mi alrededor. Era extraño, pero no le
daba importancia. Esa mujer frente a mí, era un imán. Estúpidamente pensé por
un momento que me había enamorado, tenía todos los síntomas: mariposas en el
estómago, sonrisa boba, dificultad para hilar frases, no recordar mi nombre,
querer besar los labios que se movían con seducción (porque ella me estaba
seduciendo, eso bien lo sabía).
—Asiento
—recitó la mujer.
Yo
torpemente me senté en el taburete al costado mío. Las voces de millones de
personas resonaron en mi cabeza. «¡Paren!»
Grité en mi mente y miré a la mujer. Ella me miraba como si fuera alguna clase
de tesoro, esa fue la sensación que me dio.
—¿Cuál
es tu nombre? —Tocó la orilla de su copa con su dedo indicador y su vista baja,
haciendo notar un leve rubor en sus mejillas maquilladas.
—Boris
—. Me giré en el taburete y llamé al barman :—dos Perla Negra —volví sobre mi
asiento un poco temeroso y la miré —¿No te molesta que haya pedido por ti?
La
mujer abrió sus ojos verde pardos y frunció con delicadeza sus labios color
damasco. —No, claro que no. He escuchado que es un buen cóctel.
—Sí,
te encantará —acerqué mi pecho a la mujer. Me perdí por un momento en sus rizos
color miel. Por un instante, como un pestañeo, quise acariciar su cabello con
mi palma. De pronto, me di cuenta que no sabía su nombre: — No he preguntado tu
nombre, ¿puedo saberlo?
—Claro
—movió su mano derecha hacia adelante, entrecerró sus ojos y volvió a sonreír
—Nicole. Mucho —extendió su mano hacia mí y agarró mi muñeca, para bajar hasta
mis dedos y saludarme —gusto.
El
barman llegó con nuestros tragos y los deposito en la mesa. Nicole observó el
líquido con curiosidad y luego lo llevo hasta su boca: olió y saboreo la orilla
del vaso; bebió. Luego, sus pestañas largas bailaron y sus pómulos se
hundieron:
—Delicioso
—Nicole susurró —. Nunca había probado algo así… —se recogió el cabello que
caía desde su lado derecho. Puedo decir, que amo aquel gesto, sea de la mujer
que sea, lo encuentro tan femenino.
—Sabía
que te iba a gustar —bebí del vaso e intenté pensar qué más decir. No podía
arruinarlo diciendo estupideces, ya que no quería dejar pasar esta oportunidad.
Quería aprovechar la conversación y si no pasaba «nada» entre Nicole y yo,
bueno, podríamos ser amigos. En mi vida faltaban amigos. Sí, mis amigos se
habían esfumado hace más de un año o algo así; todos se habían casado o
cambiado de región; por lo cual, me había quedado solo y es tan difícil hacer
amigos, que me di por vencido hace unos meses atrás. Me dije: «seré un lobo solitario, no necesito de
nadie», pero sé que eso es mentira. Sé que me mentí, porque necesitaba
vivir en aquel momento aquella mentira…Sí, la necesitaba…
—¿Y
vives hace mucho en la ciudad?
Escuché
la voz suave de Nicole cerca de mi oído y despabilé un poco. La mujer me miraba
curiosa y su piel lucía mucho más atractiva que hace unos segundos.
—Sí
—recordé su pregunta —Sí vivo aquí hace más de diez años. Pero soy de
Cohyaique.
—¿Cohyaique?
Wuau, es súper lejos —abrió la boca —. Me han dicho que es hermoso.
—Sí,
es un lugar agradable y verde por todos lados.
Nicole
me observó con detención, cruzo sus piernas; la derecha encima de la izquierda,
se acomodo en el taburete y la falda subió un poco sobre su muslo. Mi mirada se
perdió en la piel que se ocultaba bajo esa prenda y con lentitud subí hasta
llegar al escote. Me perdí en la carne que se juntaba en el medio. Eran unos
senos medianos, quizás en forma de limón, pero no estaba muy seguro; ya que
estaban sujetos al sostén.
—¿Por
qué La Serena? —Se inclinó hacia mí. La separación de sus senos se marco.
—Fácil
—logré decir sin tartamudear y proseguí: —mi padre le salió trabajo y nos
mudamos.
—Ah…
—Nicole volvió a beber de su trago, mientras descruzaba sus piernas. Bebió en
silencio sin decir palabra alguna. Yo tampoco hice ademán de decir algo más. Mi
cerebro no pensaba con claridad, estaba lento… Solo quería abalanzarme y tomar
a Nicole de la cintura y besarla, larga y sensualmente.
Perdido
en mi mente, me fijé que Nicole sacaba su celular de su pequeña cartera negra y
contestaba. Sus labios se movían en una mueca ligera y cariñosa. Habló con
alguien por unos momentos y cuando guardó el celular y sacó un pequeño papelito
y una lapicera y escribió.
—Fue
un gusto conocerte —, se detuvo de escribir y se giró en su asiento —este es mi
número de celular. Me gustaría seguir a hablando contigo —. Descendió del
taburete —fue un gusto y me tengo que ir —. Alzó sus cejas y se acercó lentamente
a mí —llámame —me besó en la mejilla derecha y se dio la vuelta, dejándome
perdido y con la nota en mis dedos.
Quedé
perdido en su falda moverse en lo lejano. Ella se esfumó tan rápido que no me
dio tiempo de detenerla o preguntarle por qué se iba.
Mi
mente se perdió en mi conciencia.
Una
de las cosas que más me molestan es eso de «llámame», porque dejan a uno en una
encrucijada, ¿la llamo o no? ¿Es su número verdadero? ¿Me contestará? ¿Se
acordará de mí? ¿Recordará cuando nos cocimos? Con nerviosismo, solicité al
barman una Coca-cola y dejé ir a mi
mente al recuerdo de Amanda.
Aperrado1: persona que
supera un miedo. Persona que se cree perro.

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Se ve interesante, y está tan bien escrita que no puedo resistirme xD ya me tienes enganchada, por cierto, creo que vi por ahí un "risos" en lugar de "rizos", pero quizá me equivoque (estoy un poquito dormida ahora mismo)
ResponderEliminarSaludos y espero el siguiente.
Hola, Pem. ¡Feliz año!
EliminarGracias por comentar y que bueno que te haya enganchado, espero cumplir expectativas. Y, en cuanto al error, gracias por avisarme, no me había dado cuenta de ello, pero ya lo corregí. ¡Gracias por darte cuenta!
Bye~. Saludos.