Mini-novela: Olvidé haberte pérdido; capítulo V
Quinto capítulo.
Capítulo V
Abrió los
ojos viendo un blanco deslumbrante, escuchó un sonido cruel, un sonido que lo
aterraba, qué lo mantenía cautivo de su mente. La voz rondo y resonó otra vez
en su cabeza:
«Me
arranque mis alas con dolor...
Vamos…
sólo apúrate…
No
queda tiempo…»
Se apretó la
cabeza. De sus brazos colgaban largos cables, que se marchaban a lugares
extraños para él. Se desató al bajar de la cama, sus pies tocaron el helado
piso, de un golpe abrió la puerta y corrió… «¿Por
qué corría?».
Una enfermera lo divisó y le llamó la atención, no se dio cuenta, sólo siguió corriendo;
doblo por el pasillo.
Salió del
edificio.
Caminó
lentamente. Su respiración comenzaba a estabilizarse, las luces de la ciudad lo
confundían, nublaban su visión, todo estaba borroso, millones de ojos se
posaban en él. «¿Qué miraban? ¿Su ropa? ¿De
dónde había salido?»
«(Te encontraran…)
—Déjame en paz—
Ya no queda escapatoria.
Deja que te extingas,
Este es el último respiro.»
Una mano se
poso en su hombro, «¿Un carabinero?».
Sí, era uno, no sé veía con nitidez y su voz se escuchaba terrible:
—¿Qué hace
usted con esa ropa?
—Yo…y-o…yo —cerró
los ojos con dolor —…ehhhh… —exhaló.
—¿Se siente
bien?
—Ehhhh…sí, me
siento bien —respiraba con dificultad —yo —fue lo último que dijo, no volvió a
ver nada… La voz regreso a su mente, ahora de fondo con una melodía que lo
enviciaba, que lo embriagaba de lo qué se llama «vacio».
«El tiempo se detendrá,
Acabará con tu fuego.
Arranca mis alas,
Deja que flote a la deriva…»
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