Cuento
El atardecer de Abend
por Suou
Corría a más no poder. Mis piernas temblaban de vez en cuando y mi aliento se desvanecía entre mis jadeos. Llegué hasta una larga y sinuosa ladera. Allí en el centro vi a un hombre, me quedé estática al verlo y simplemente las palabras escaparon de mi boca:
— Es un mounstro —.
El hombre se dio la vuelta y me miró cómo si fuera un ser ignorante y frágil.
Se acercó.
Yo temía por mi vida y simplemente me dejé caer al piso. Temblé.
—¿Desde cuándo te has mirado detenidamente?— me preguntó.
—Nunca lo he hecho— le respondí con voz quebrada y torpe.
—Entonces, no eres nadie para juzgar a los demás— resopló triste y malhumorado.
Lo observé darse la vuelta y caminar, mientras el sol poco a poco se ocultaba.
El hombre se dio la vuelta y me miró cómo si fuera un ser ignorante y frágil.
Se acercó.
Yo temía por mi vida y simplemente me dejé caer al piso. Temblé.
—¿Desde cuándo te has mirado detenidamente?— me preguntó.
—Nunca lo he hecho— le respondí con voz quebrada y torpe.
—Entonces, no eres nadie para juzgar a los demás— resopló triste y malhumorado.
Lo observé darse la vuelta y caminar, mientras el sol poco a poco se ocultaba.
(El extraño Señor Abend, 2011)

El atardecer de Abend por Ann Suou se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en cuando-el-sol-brilla.blogspot.com.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en http://cuando-el-sol-brilla.blogspot.com/p/sobre-licencias.html.

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